

España producirá la mitad del aceite de oliva del mundo en la actual cosecha. Pero no todo es aceite. Las aceitunas, las olivas, son un verdadero manjar en su múltiples variedades y presentaciones. El olivo es seguramente el árbol más representativo del arco mediterráneo y hoy crece y da frutos en lugares tan dispares como Australia, Sudáfrica o Argentina.
La presencia de las aceitunas en cualquier rincón del planeta nos permite hablar de un producto eminentemente mediterráneo, de carácter global, con unas propiedades nutritivas cardiosaludables, gracias a su contenido en grasas monoinsaturadas que ayudan a eliminar el colesterol malo. Además, es rico en antioxidantes. También ha contribuido a su implantación el hecho de que la aceituna de mesa es un aperitivo con muchas menos calorías que otros snacks que se consumen por el mundo.
Estas propiedades han ayudado a su difusión, y mercados que hace años eran reacios a su incorporación han introducido nuestra aceituna de mesa con ligeras variantes que no hacen sino adaptarla al gusto de cada zona. La incorporación de la aceituna en las cocinas de otros países no fue fácil. Comenzó empleándose en las banderillas que se introducían en los cócteles y Martinis; después y gracias a la influyente cocina italiana, fue usándose en ensaladas y pizzas, hasta que la moda y universalización de nuestras tapas las incorporó a las mesas de los consumidores del mundo entero.
La aceituna de mesa es uno de los grandes productos que exporta el olivar mediterráneo al resto del mundo. Su sabor y la posibilidad de combinarse e incorporarla a una gran cantidad de platos ha facilitado el que ya sea un ingrediente presente en más de 120 países del mundo.
Es un secreto a voces el que la aceituna haya logrado persuadir, convencer y afianzar el gusto de personas, culturas, culinarias y costumbres radicalmente diferentes, y ha sido gracias a su versatilidad. Los cuatro sabores básicos que tiene una aceituna, dulce, salado, amargo y ácido, han permitido que su combinación con otros sabores e ingredientes sean casi ilimitados.
Recién cosechadas, en el Mercado de San ildefonso
La aceituna es la tapa española más popular y la que apetece tomar en cualquier momento y lugar. Si el lugar es el Mercado de San Ildefonso, y las olivas las primeras de la cosecha de 2016 procedentes de zonas olivareras por excelencia, como Andalucía o Extremadura, y de la más alta calidad, el disfrute de este producto tan mediterráneo en el mejor ambiente está asegurado.
La Brochete, uno de los 15 puestos gourmet del Mercado de San Ildefonso, ha traído hasta el corazón de Madrid cuatro variedades de aceitunas para que los clientes de éste punto de encuentro gastronómico madrileño disfruten al máximo de uno de los sabores más españoles.
Cuatro opciones perfectas para tomar como aperitivo, junto a una cerveza, vino o vermú, durante un paréntesis en una jornada de shopping, un día de vistas culturales, para abrir el apetito antes de comer o cenar o como tapa a media tarde.
Sólo hay que elegir entre las aceitunas negras aliñadas con cebolla morada y pimentón de la Vera, arbequinas al ajilimón, machacada con aliño de pimientos, ajos y un toque de tomillo o el cóctel, formado por una divertida combinación de aceitunas manzanilla y los más deliciosos encurtidos.
Las arbequinas, además de ser aceitunas de mesa, se utilizan para hacer aceite de oliva de gran calidad. Redondita y poco carnosa, compensa su tamaño pequeño con un intenso sabor.
Las aceitunas negras, son una de las fuentes más ricas de grasas monoinsaturadas, hierro y vitamina A. El aderezo que ha elegido La Brochette para prepararlas las convierte en un bocado exquisito.
Por su parte, las aceitunas verdes, se recolectan antes de madurar. Se pueden preparar en tres modalidades: enteras, como las que lleva el cóctel que propone La Brochette, rajadas y machacadas.