El branded content o marketing de contenidos está en alza. Al parecer lo importante es el contenido, no lo dudo, pero éste debe estar alineado con el objetivo, ser interesante, seductor, estar bien escrito… como ven, no es tan sencillo. No basta con un texto, una imagen o un video. Lo importante es definir una estrategia y crear un plan de trabajo al que, luego, se sumaran los contendios.
El objetivo del brand content, es ofrecer unos contenidos de calidad que transmitan los valores y cualidades de una marca y que, además, sean útiles y divertidos, para que sean los usuarios quienes busquen a la marca y no al revés. Se trata de gebnerar experiencias satisfactorias con quienes Kevin Roberts definió como Lovemarks, es decir seguidores apasionados e incondicionales.
Evidentemente, todo esto no tiene nada que ver con limitarse a generar contenidos iconexos, planos, aburridos, de dudosa factura, orientados a menudo a cantar las bondades, sin más, de una marca o producto desde una visión unilateral y segada.
Hace años, antes de la era digital, un directivo de Canon en España expresaba de manera muy sencilla y acertada como quería ser vista la compañía en el mercado «queremos se una marca simpática al consumidor, que caiga bien«. Pocas veces me han resumido tambien un objetivo de marketing y comunicación.
El branded content busca la complicidad del consumidor con una marca, le dice: soy y te ofrezco lo que quieres ser, lo que te gusta, lo que te hace sentirte bien, los que admiras, lo que deseas… y se lo dice de manera indirecta, a partir de sensaciones y percepciones, construidas a partir de cualidades objetivas -las bondades del producto y la marca- y, también, creando un universo subjetivo que le seduce y cautiva.