A final de 2018 y tras un proceso de solicitud de dos años, la CNRHA negó a un equipo de científicos liderado por Jan Tesarik la autorización para utilizar la técnica de donación de citoplasma en reproducción asistida (DORA), desarrollada por Tesarik y la doctora Carmen Mendoza a principios de los años 2000 y empleada con éxito en más de 50 casos, también conocida como “hijo de tres padres”. Casi en paralelo a esta prohibición una clínica española colabora en Grecia en una gestación de “tres padres”.
Más allá de la necesidad o no contar con estos organismos reguladores los hechos confirman su ineficacia, como han denunciado , la semana pasada en la revista Reproductive Biomedicine Online, un equipo de investigadores internacionales pioneros en la fecundación asistida. «Es ridículo tener que irse a otro país, y más si éste es miembro de la Unión Europea, a hacer algo que aquí se prohíbe, creando un espacio de desigualdad entre los ciudadanos de la UE», me comenta Tesarik. Para el director de la Clínica MARGen de Granada, las dos situaciones, vistas en el contexto global de la reproducción asistida, tienen un denominador c om“la falta de coordinación de mecanismos reguladores de reproducción asistida a nivel mundial”.
“La sobreactuación de órganos reguladores de reproducción asistida -continúa- tiene una sola consecuencia: alimentar la fuga de especialistas y de los pacientes hacia otros países donde las condiciones y garantías sanitarias pueden ser cuestionables. Sin contar con el sufrimiento añadido para los pacientes y el aumento del coste, que crea desigualdad. Esto va en contra del espíritu del juramento hipocrático y a mi, como médico, me irrita”.
Para el cíentífico, la única vía para mantener la sostenibilidad del crecimiento, es la innovación y el perfeccionamiento de técnicas punteras, «cosas -concluye- que tanto asustan a la Comisión Nacional de Reproducción Humana, con una consecuencias negativas que ya se están viendo”.